Diseño, Novedades
21 abr 2022
Antes de comenzar el recorrido de tips, es importante remarcar que las presentaciones efectivas son aquellas que encuentran el justo equilibrio entre las palabras y el diseño: lejos de entrar en una compulsa que determine cuál es la variable más relevante, lo cierto es que ambas son vías para comunicar el mensaje. Dicho esto, se comprende cuán importante resulta no desestimar las variables visuales, fundamentales para el pretendido leed, la primera y fundamental acción de un potencial cliente.
Un estudio realizado por el sitio Visually, aquí reseñado, reveló que las imágenes poseen un enorme potencial en el marco de una estrategia de marketing. Nada nuevo hasta aquí; lo interesante es que pusieron cifras a esa relevancia al señalar que el cerebro procesa las imágenes 60.000 veces más rápido en relación al texto. Los investigadores añadieron que retenemos un 80% de lo que vemos y apenas un 20% de lo que leemos. Hay más sobre este punto: un informe de Sprout Social indicó que las fotografías reciben en las redes sociales el doble de likes que las publicaciones que solamente tienen texto.
Si te interesa conocer más sobre los procesos cognitivos que ocurren durante la visualización de imágenes, recomendamos la lectura de esta entrevista a Marcel Just, científico de la Universidad Carnegie Mellon, en Estados Unidos, que lideró una investigación sobre las reacciones cerebrales ante la percepción de diversos estímulos.
Eso sí: como veremos en lo que sigue, la redacción del mensaje también será importante en esta receta que, a fin de cuentas, persigue una armonía entre lo que se dice y aquello que se muestra.
Consejo 1: Usar fotografías profesionales
Como se ha dicho y repetido a lo largo de este repaso, las imágenes tienen una relevancia fundamental para la generación de presentaciones sólidas y atractivas. En función de ello, es clave utilizar fotografías de calidad profesional y en tanto desestimar aquellas que no posean ese carácter. Para esto hay diferentes vías:
Es posible contratar los servicios de un fotógrafo profesional, aunque esta alternativa es más adecuada para grandes empresas que disponen de altos presupuestos. Acaso esto no encaje con tu perfil; pero no hay que desesperar, ya que existen más modos.
Podrías pagar una suscripción en un banco de imágenes, que ofrece acceso a un vasto catálogo de fotografías de diferentes temáticas. Algunos de los más conocidos son Shutterstock y Adobe Stock. Si nunca los has empleado, se trata de plataformas con muchísimo contenido en casi cualquier categoría. Cuentan con buscadores que permiten dar rápidamente con lo que se pretende.
También es posible utilizar imágenes de bancos de acceso gratuito, como Pexels o Pixabay, por mencionar dos ejemplos. En estos casos hay que tener en cuenta que las opciones son más limitadas en relación a los catálogos pagos. Dependiendo de la temática, encontrarás opciones aunque con menor variedad.
Como fuere, en cualquier caso es importante contar con el debido derecho para el uso de las fotografías. De ese modo se respetan las normas de copyright y se evitan eventuales inconvenientes legales. En tal sentido, otra vía es buscar en Google Imágenes aquellas que sean de uso libre o que solamente requieran mencionar al autor.
Consejo 2: El diseño debe ser atractivo aunque sin pretensiones de protagonismo
Ya hemos señalado la relevancia de hallar el justo equilibrio entre el mensaje (texto) y el apartado visual (diseño). En tal sentido, es clave dar en la tecla al elegir los fondos, las imágenes y las tipografías. ¿Lo ideal? El diseño debería ser atractivo, aunque sin pretender ocupar el centro de la escena.
En tal sentido, se recomiendan fondos de color neutro y una paleta de tonalidades afín a esa elección, esto sin saturar la presentación con fotografías o con demasiado texto. Los expertos dicen que no hay que temer a los espacios vacíos. Por lo demás, en ocasiones es aconsejable complementar algunos ítems con íconos que propicien un reconocimiento rápido.
Consejo 3: La coherencia como bandera
Una presentación efectiva puede ser comparada con la preparación de un platillo, en el que los buenos resultados dependen de la adecuada elección de los ingredientes, que idealmente deben “maridar”, mezclarse bien. En tal sentido es fundamental la coherencia: evitar la combinación de muchas tipografías diferentes, escoger imágenes que tengan una concordancia entre sí, igual que los colores.
¿En qué otros aspectos de la presentación es cardinal aplicar una coherencia?
Presta atención al tono escogido para los textos: elige al público al que te diriges y mantiene esa voz durante toda la presentación. Sería extraño que en algunas secciones hables a un “tu” y en otras a un “ustedes”.
En caso de que la presentación cuente con diversas diapositivas, es importante que la distribución del mensaje sea equitativa. Evita pantallas con poquísimo contenido y otras atiborradas. Lo ideal es que la presentación sea un camino agradable, sin baches ni instancias demasiado tumultuosas
La coherencia también debe manifestarse en la elección de la tipografía, aspecto del que hablaremos en el siguiente punto.
Consejo 4: Hablemos de la tipografía
Como puntapié en este apartado, se aconseja usar una fuente que se repita a lo largo de toda la presentación. Utilizar muchas y variadas usualmente se traduce en documentos carentes de profesionalismo, además de confusos. Eso sí: es importante usar diversos tamaños de la tipografía a fin de diferenciar títulos, comentarios y el cuerpo de los textos.
El tipo de letra escogido determinará en buena medida el éxito o el fracaso de tu presentación. Por eso, en este punto también recomendamos la asistencia de profesionales, en este caso en diseño. La fuente debe ser clara, concreta, limpia; debe evitar ser infantil o demasiado “juguetona”. En ese sentido, se desaconeja el uso de las cursivas.
Otro aspecto fundamental es la elección de los colores, además del juego entre las letras y el fondo. ¡Cuántas veces hemos visto presentaciones en las que la tipografía se pierde en algún sector de la imagen, por ciertas coincidencias cromáticas! Por lo demás, hay que tener en cuenta que la audiencia accede a este contenido en pantallas y que pensar en el soporte es una buena práctica. Por caso, hay que evitar los fondos negros con letras blancas, que generan una gran fatiga visual. Sé amable con las personas que leerán tu presentación: de eso también dependerá que se generen interacciones.
Consejo 5: El mensaje sí importa
A cada una de las variables que integran la presentación hay que prestar la debida atención. Puestos a pensar en el mensaje (la redacción de los textos del documento) también aconsejamos la revisión profesional: correctores, editores, periodistas, escritores, etcétera, serán de ayuda para echar una mirada al mensaje y revisar su correcta diagramación.
Además de revisar la ortografía (un error en este punto puede arruinar hasta a los diseños más hermosos), es preciso chequear la coherencia del mensaje, sus intenciones, sus secciones más álgidas y aquellas que necesitan un empujoncito. También será un desafío eliminar de la presentación todo el texto que no añada valor. Por eso, en ocasiones es conveniente tomar distancia, a veces dejando pasar un tiempo entre el trabajo de redacción y la edición posterior, y en ocasiones apelando a la ayuda de un tercero con conocimientos en la materia.
Un tip final: si bien es atinado señalar que cada ítem de la presentación tiene su relevancia para conseguir buenos resultados, es importante prestar especial atención a que se cuente con un buen inicio (que “enganche” a la audiencia) y con un buen final (que los motive a interactuar). Los esfuerzos máximos deben apuntar a esas secciones, siendo naturalmente deseable que el camino intermedio sea agradable, seductor, profesional y llevadero.